A veces, una no sabe muy bien por qué ciertos estilos se convierte en tendencia global.
El caso es que asistimos a un aumento imparable de los looks con cabellos blancos o muy muy rubios.
Lo que hace unos años era síntoma de “dejadez” (no cuidarse de la aparición de las canas y no ponerle remedio estaba asociado al paso de los años y, en cierto modo, al fin de la etapa de cuidar de uno mismo y dejar que los años hiciesen de las suyas) ahora se convierte en una co ponente de elegancia, de estar a la última en tendencias de estilo del cabello.
En una época de masificación y democratización de la información; una época en la que las imágenes nos asaltan allá donde vayamos, la mayoría de la población tiene acceso a los cambios que sufre el mundo, la moda, el estilo y, como humanos que somos, jugamos a la imitación. Máxime cuando observamos la vida de esas personas a las que asociamos con el éxito.
No en vano, es frecuente que en la peluquería de turno, la clienta de turno pida el corte de cabello de tal famosa, el color de cabello de la actriz que aparece en todas las revistas y programas de televisión.
Asaltamos tiktok, nos empapamos de reels, posts de instagram e historias en las que encontramos ejemplos de lo que querríamos ser si no fuese quienes somos.
Sin entrar a hacer juicios de valor, ni pretender buscar las causas sociológicas de esta avidez de cambios y asimilación de lo que vemos en las demás, lo cierto es que los cabellos blancos han dejado de estar asociados a la vejez.
Los platinos han dejado de estar asociados a la superficialidad y a vacuidad.
Ahora, cabellos blancos, rubios muy rubios, cabellos cortos y todo esto sumado, son uno de los aspectos de la elegancia, el buen gusto y de “estar a la última”.
¿Estás, tú, preparada para lanzarte al blanco?